Una mañana, Chávez, queda gratamente sorprendido al leer en la prensa que María, una joven madre, bautizo a sus gemelos, (niña y niño), con el nombre de Chávez y Venezuela.
Honrado por esta circunstancia, Chávez visitó a la madre en cuestión.
Al entrar a la humilde casa, encuentra a María dándole el pecho a Chávez, que por nada deja de mamar. El Presidente queda embelezado, (no se sabe si por lo tragón que es el niño, o por la teta de María), y luego de repetir reiterada y constantemente su agradecimiento por la deferencia en haberle puesto su nombre al varón, le pregunta a la madre de los gemelos: ¿Donde esta Venezuela, la hermanita de éste glotón precioso que no deja de mamar? María le responde que está profundamente dormida desde hace mucho rato.
Extrañado por la respuesta, el Presidente tiene la osadía de aconsejar a la joven madre que despierte a la niña, para tener así la oportunidad y la dicha de verla.
La respuesta de María dejó al Presidente sin habla..
Señor Presidente,… no le aconsejo despertar a Venezuela…
Si Venezuela despierta, a Chávez se le acaba la Teta.
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