(análisis, Charito Rojas)
“La historia de la libertad es la de la
lucha por limitar el poder del gobierno.”
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CNE no ve ni oiga ni habla
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– Thomas Woodrow Wilson (1856 –
1924), 28º Presidente de los Estados Unidos.
¿Qué clase de acuerdo es éste que se firmó con el CNE? Sin diálogo
ni conclusión alguna entre las partes, se tergiversó la intención de frenar el
abuso oficialista en su descarada campaña.
La historia es así: Henrique Capriles
propuso un acuerdo de 6 puntos ante el CNE, con la esperanza (que es lo último
en perderse) de que el órgano rector fungiera de negociador entre las partes.
Tal acuerdo contemplaba seis puntos:
1. Los candidatos se comprometen a
aceptar los resultados que sean producto de un proceso electoral transparente
que recoja la voluntad de los electores.
2. El candidato presidente se
compromete a no usar, hasta el 8 de octubre de 2012, cadenas de radio y
televisión para promoverse, salvo que se presente una situación
verdaderamente excepcional que realmente amerite dirigirse a la Nación.
3. No se utilizarán fondos públicos
en la campaña electoral, ni se hará propaganda encubierta bajo
formato de micros informativos de obligatoria difusión.
4. No se utilizarán sitios oficiales,
físicos o digitales, para hacer propaganda electoral.
5. Se respetarán las normas del
Reglamento de Procesos Electorales en materia de Propaganda y las decisiones
que dicte el árbitro al respecto.
6. Comprometerse a facilitar las
condiciones necesarias para que los candidatos transiten libremente por el
territorio nacional, llevando sus consignas y mensajes políticos en paz, con
tranquilidad y sin violencia.
Esta propuesta señalaba al CNE las
violaciones e ilegalidades en las que está incurriendo la campaña oficialista, ya
que por lo visto las señoras rectoras no se han dado cuenta de lo que ve el
país racional:
1) que el Presidente se vale de su
condición para hacer campaña electoral en escenarios prohibidos, como son los
recintos militares y educacionales;
2) que el Presidente utiliza las cadenas
que deben ser exclusivamente para informar de temas de interés
nacional para alabar su queso y criticar al oponente;
3) que el candidato oficialista está
utilizando funcionarios públicos y miembros de la Fanb como
fichas responsables de su campaña electoral;
4) que el Presidente utiliza recursos
provenientes del presupuesto nacional, bienes públicos y edificios
gubernamentales;
5) que el candidato oficialista utiliza
los espacios publicitarios obligatorios en los medios audiovisuales para hacer
abierta campaña a su favor;
6) que el Presidente candidato tiene un
desmedido despliegue publicitario impreso que ha empapelado a todo el país, aún
en zonas prohibidas.
En realidad, el CNE es el principal
infractor al permitir que este ilegal ventajismo siga adelante, sin que, tal y
como lo ha confesado el rector Vicente Díaz, las rectoras -todas de conocida
filiación revolucionaria-, hagan el menor caso a las denuncias ni manifiesten
voluntad de aplicar las sanciones que merecen.
Muy al contrario, el ente electoral
decidió acomodar el acuerdo y dejarlo en 3 puntos: el respeto a la normativa,
el reconocimiento al árbitro y no generar acciones que puedan entorpecer el
correcto desarrollo de la campaña. Un acuerdo genérico que no es acuerdo sino
complacencia a la voluntad del candidato Presidente, que excluyó de plano la
utilización de cadenas, de recursos públicos, de funcionarios públicos, de
todos los elementos prohibidos en la ley pero que las tres rectoras, igual que
los tres monitos, no oyen ni ven ni hablan de eso.
Un estudio de la Universidad Católica
Andrés Bello (Ucab) determinó que el candidato Presidente ha violado 217 veces
las normas electorales, fundamentalmente en lenguaje agresivo y descalificador
contra Capriles, uso de fondos y edificios públicos. Pero el Comando Carabobo
no sólo no reconoce las violaciones, sino que por boca de Diosdado Cabello ha
dicho que el Presidente continuará haciendo las cadenas “porque eso no está
regulado en ningún lado”. Es verdad, las cadenas no tienen regulación y por eso
es que el Presidente ha abusado de ellas como le ha dado la real gana.
Pero también es verdad que en campaña
electoral el CNE puede reglamentar el uso de medios publicitarios y las cadenas
es pieza importante en la oficialista.
Al Presidente lo único que le interesa
de este acuerdo es que Capriles firme que reconocerá el resultado electoral y
punto. El candidato opositor ha propuesto que se diga que ese resultado
realmente corresponde a la voluntad de los electores. Y allí está el punto de
tranca de los rojizos, que están chorreados porque saben que Capriles no es
Rosales y que la oposición del 2006 no es la misma que ésta, unida en bloque
para derrotar al abusador.
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