Morfología del Ni-Ni
Hay quienes piensan que un NiNi es un injerto indescifrable, un cruce porno entre un canario y un puercoespín. Algunos, más bien, creen que se trata de una comodidad, de otra forma de disimulo, de una especie tibia que sólo desea pasar agachada por debajo del incendio de la historia. También hay quienes sostienen que los Ni-Ni sólo son un cocktail de pillería y traición. Lo peor de cada lado.
Pero hay otros que aseguran que, por el contrario, ahí se expresa lo mejor que tenemos, nuestras más genuinas dudas. ALBERTO BARRERA TYSZKA
Es posible que la naturaleza del Ni-Ni esté genéticamente ligada a la supervivencia de sus intereses
Hay quienes aseguran que casi todos llevamos un Ni-Ni por dentro. Es muy probable que nadie tenga completamente la razón, que nadie sepa muy bien de qué estamos hablando. Porque también, por supuesto, hay quien jura que los Ni-Ni sólo son una ficción literaria, los mismos indecisos de siempre, esa ambigüedad que, según varias encuestas, puede decidir el resultado del próximo 26 de septiembre. Una indefinición definitiva.
Llevo días reuniéndome, tomando café y hablando con gente que podría calificar dentro de este porcentaje. No ando en plan proselitista. Más bien he tratado de entender qué dolores o qué entusiasmos se mueven dentro de este disímil grupo de venezolanos. No es sencillo. Un Ni-Ni rara vez se reconoce como tal.
Pero hay otros que aseguran que, por el contrario, ahí se expresa lo mejor que tenemos, nuestras más genuinas dudas. ALBERTO BARRERA TYSZKA
Es posible que la naturaleza del Ni-Ni esté genéticamente ligada a la supervivencia de sus intereses
Hay quienes aseguran que casi todos llevamos un Ni-Ni por dentro. Es muy probable que nadie tenga completamente la razón, que nadie sepa muy bien de qué estamos hablando. Porque también, por supuesto, hay quien jura que los Ni-Ni sólo son una ficción literaria, los mismos indecisos de siempre, esa ambigüedad que, según varias encuestas, puede decidir el resultado del próximo 26 de septiembre. Una indefinición definitiva.
Llevo días reuniéndome, tomando café y hablando con gente que podría calificar dentro de este porcentaje. No ando en plan proselitista. Más bien he tratado de entender qué dolores o qué entusiasmos se mueven dentro de este disímil grupo de venezolanos. No es sencillo. Un Ni-Ni rara vez se reconoce como tal.
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